Somos libres de poder escoger lo mejor para nuestras vidas y nuestro contexto. Por ejemplo podemos escoger la forma en que queremos llegar al trabajo; un día ir en bicicleta otro caminando, somos libres de irnos en la forma que queramos.
Cuando tomamos decisiones, pensamos que son correctas, seguras y las mejores. Aceptar estas decisiones y sus consecuencias implica madurez de nuestra parte.
¿Qué podemos hacer cuando vemos a las personas que amamos tomar decisiones equivocadas en sus vidas?
Ver al otro pasando un mal momento hace que queramos intervenir y salvarlo. Es difícil saber que las personas que amamos están viviendo situaciones realmente duras en sus vidas.
Muchas veces cuando alguien interviene en este proceso de toma de decisiones y vienen las consecuencias, la persona no quiere asumirlas y culpa al otro por haber llevado a tomar esa decisión.
Por esto debemos entender que ellos son los únicos que pueden decidir hacia donde ir, si la persona es consciente y puede física e intelectualmente comprender lo que esta decidiendo y nadie la esta obligando, debemos hacernos a un lado y entender que es la persona la que autónomamente toma sus decisiones.
Es importante que cada uno de nosotros asuma sus consecuencias porque, eso nos hace crecer como personas, nos hace valorar nuestras experiencias y aprendizajes a lo largo de los años y hasta nos permite aconsejar a otros a tomar mejores decisiones.Tanto para nosotros como para los que amamos es importante tomar distancia cuando es necesario.
Algo que podríamos tener en cuenta para demostrar nuestro amor e importancia en sus vidas sería:
- Preguntar si quieren recibir un consejo.
- Acompañarlo en el proceso de asumir las consecuencias de sus decisiones, cerca pero sin presionar, observando con cuidado.
Amamos cuando dejamos que las personas que amamos asuman sus decisiones y aprendan por ellos mismos. Seamos maduros y responsables en la toma de nuestras decisiones.