Si me hubiesen preguntado hace años que pensaba acerca de la persona indicada para mi, hubiese contestado que tendría que ser mi media naranja; que encajará perfecto y nos complementáramos mutuamente. Este muchas veces es un pensamiento actual y hasta parece ser la condición para saber si es o no es la persona perfecta para uno.
Realmente es importante para nosotros como personas ese complemento en nuestra vida, porque muy dentro de cada ser humano hace falta llenar ese vacío o espacio por así decirlo, que solo puede ser lleno con una relación. Pero no una relación de pareja, sino una relación con Dios; nuestro creador y nuestro amante eterno, quien puede llenar y completar plenamente ese espacio que tenemos en nuestro interior.
Cuando entendí esta verdad fundamental en mi vida, mi rumbo cambio totalmente en cuanto a encontrar mi compañero de aventuras. Mi pensamiento ya no era: ser la media naranja, sino ser la naranja completa que no necesita que otra persona complete ese espacio, sino que necesita con urgencia que sea Dios quien plenamente complemente todo mi ser, antes de poder ser la compañera de aventuras de otra persona.
Al colocar esa confianza y creer que mi complemento perfecto primero es Dios antes que la persona indicada, el sentido y fin de tener una relación cambia y da un giro completo hacia otra dirección. Ya no esperas que sea la persona perfecta que este a tu lado supliendo todo lo que necesitas sino que es Dios quien responde a las preguntas más secretas y a las necesidades más personales en mi corazón.
Puede ser que la persona a tu lado, sea el mejor hombre en todo sentido, pero aunque él quiera hacerte feliz Él único que logra hacerte feliz plenamente es Dios.
Te animo a cambiar de perspectiva en tu relación y dirigir tus preguntas y necesidades al único que te ama incondicionalmente a pesar de que comentas errores, que te conoce hasta el último detalle y pensamiento y al único que sabe que es lo mejor para ti.
Y por último ser la persona que ayude cada día a ser mejor a ese hombre que este a tu lado. Te comparto este Salmo 37:4 «Pon tu delicia en el Señor y él te dará las peticiones de tu corazón»